Sólo por el hecho de vivir y experimentar a diario muchas dificultades y limitaciones, se despierta y activa en nosotros esa insatisfacción y deseo de superarlas y expandir nuestra vida al máximo posible.
De este modo hay logros felices, pero también fracasos que lamentamos, o imponderables que echan por tierra nuestros anhelos. En cualquier momento y por razones que no dependen de nosotros, puede suceder algo que nos afecte mucho más allá de lo que creímos haber previsto como manejo del riesgo.
Surgen muchísimas preguntas y temas para poder construir explicaciones o bien para orientar nuestra conducta en la vida. En este tema vamos a identificar algunas de estas a través del diálogo, para después confrontarlas con el evangelio de Jesús, entendido como un “amoroso” mensaje de Dios hacia el ser humano.
Veamos pues, cómo responde el evangelio de Jesús a este tipo de preguntas.
A modo de ambientación, unas reflexiones y conceptos:
Existencia humana: se refiere al hecho de existir en un entorno como en un trayecto, paso a paso, con la incertidumbre de la precariedad. Un aferrarse a la vida, pero al mismo tiempo constatar que la vida tiene sus altos y bajos y algún día, tarde o temprano llegará la muerte. Esto afecta a todos por igual.
Evangelio: En sentido cristiano es el potente anuncio de Jesús, quien en su vida nos revela que la naturaleza más íntima de Dios es el AMOR sobreabundante, sin límites y que en SU Voluntad está el traspasarla a nosotros, los humanos, para que vivamos la vida conforme a su mentalidad amorosa. Ese poder, desde luego, está por encima del “temor a la muerte”, (consecuencia de la ruptura del hombre primario Adán y Eva de su relación con Dios), que es la gran debilidad humana y a su impide que el hombre desarrolle su potencial de amor. Por esto es “buena noticia”, ya que por el temor a la muerte, el hombre ha quedado presa del espíritu del mal. En el núcleo del evangelio y su anuncio está el Kerygma. Estos textos kerygmáticos están presentes en documentos del Nuevo Testamento y con frecuencia en el libro de los Hechos de los Apóstoles. Un ejemplo, el texto ya citado en la entrada anterior: Filipenses 2, 3-11.
Filosofía: se refiere a una aspiración humana de sobreponerse a la incertidumbre y la búsqueda del sentido a su existencia. El hombre – desde su propia condición – y sin el auxilio de una fe o un mensaje religioso, advierte que puede pensar, observar, comparar, ordenar sus ideas y construir explicaciones, las que a su vez las confronta con su experiencia y así va conformando un “saber” que es diferente del que le proporcionan los mitos o las religiones. El próximo año tenderemos este ramo, más un electivo.
Aquí es bueno señalar, que cuando Cristo anuncia su evangelio y los apóstoles invitan a la fe con el kerygma de la resurrección de Jesús, el mundo de la época ha tenido al menos tres siglos de enseñanza filosófica y muchos siglos de mitología, ya que si bien es cierto que Jesús se dirigió a los judíos cuando anunciaba el reino de Dios, la iglesia de los apóstoles con San Pablo y San Pedro fueron a predicar el evangelio a todos los pueblos. Y en todos esos pueblos había hombres y mujeres de diferentes cultos a dioses paganos, y multitud de creencias, así como ritos y entre estos, escuelas filosóficas de distintas ideas pero que apuntaban todas ellas a las grandes interrogantes de la existencia humana. Como ejemplo, sólo mencionamos algunas: estoicos, neoplatónicos, epicúreos, aristotélicos. No olvidar la gran influencia de filósofos como Heráclito y Sócrates, pasando por los sabios de Atenas, todos anteriores al siglo I, de Jesús de Nazareth.
Entendido lo anterior, vamos a revisar una lista de palabras que tienen esa cualidad de provocar reflexiones para luego construir precarias explicaciones, una y otra vez, en el modo de la filosofía.
Soledad – Tiempo – Necesidad – Identidad – Salud – Muerte- Realidad
¿Por qué razón, les parece que estas palabras pueden estar contenidas en las preguntas existenciales?
¿Qué otras palabras podrían estar presentes o ser consideradas para estar en esta vitrina?
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